Quién no ha sufrido la partida de un ser querido.
Quién no ha sentido el vacío que deja el que se va para no volver más.
La existencia humana está matizada con vivencias felices, de gozo y plenitud y, por otro lado, está marcada por vivencias dolorosas.
El duelo es una experiencia que pérdida de un ser querido y significativo para el que se queda vivo. Esta sensación implica un profundo dolor. Cada persona va a vivir de manera particular la pérdida. Unos necesitarán más tiempo y otros menos, por lo cual podrán reformular su proyecto de vida para continuar.
Normalmente la pérdida atraviesa por etapas como la negación de la realidad, sentir ira y rabia frente a lo sucedido, pensar que pudo haber sido diferente, luego la tristeza con sensación de vacío y finalmente la aceptación de la realidad.
¿Qué hacer luego de la pérdida?
- Comparte, dialoga, conversa sobre las emociones que experimentas.
- Indica los valores de la persona que se fue y el aprendizaje o enseñanza que deja para la vida.
- Acepte sus sentimientos de tristeza, pena, agobio; reconocer y asentir al dolor es una actitud humana y natural.
- Ayude a sus demás familiares que experimentan emociones similares de dolor, acompañar, caminar juntos para procesar y aceptar los cambios.