A lo largo de mis 30 años como psicóloga, he escuchado muchas experiencias emocionales dolorosas de personas adultas que experimentaron el maltrato físico, psicológico y emocional, el abandono de uno o ambos padres.
¡Cuánto dolor se guarda en el corazón de un niño o adolescente!
¡Cuánto dolor conserva el adulto-niño en el presente!
Hablaremos de las huellas emocionales dolorosas que deja en la psique de una persona cuando experimenta diversas situaciones percibidas por su yo niño como profundas heridas emocionales.
Cuando somos niños, buscamos la aprobación de nuestros padres, buscamos la mirada amorosa de ellos, buscamos que nos den un lugar en su corazón. Si esto no sucede, el niño puede sentir vacío, rechazo, abandono, soledad. Estas condiciones van a generar posteriormente dependencia emocional, inseguridad, timidez, agresión, estar a la defensiva, ser escurridizo, pasar desapercibido para los demás y por supuesto, estas conductas limitan la vida de una persona adulta en sus relaciones interpersonales.
Cuando somos niños, buscamos la aprobación de nuestros padres, buscamos la mirada amorosa de ellos, buscamos que nos den un lugar en su corazón. Si esto no sucede, el niño puede sentir vacío, rechazo, abandono, soledad. Estas condiciones van a generar posteriormente dependencia emocional, inseguridad, timidez, agresión, estar a la defensiva, ser escurridizo, pasar desapercibido para los demás y por supuesto, estas conductas limitan la vida de una persona adulta en sus relaciones interpersonales.
Un niño va a hacer todo lo posible para que sus padres lo miren con amor, va a tratar de agradarles buscando su atención con conductas aceptables; sin embargo, al no conseguir la atención de sus padres, puede desarrollar comportamientos poco adecuados, como berrinches, distracción y falta de concentración en la escuela, negativismo y otras conductas más. Los niños observan todo lo que sucede en su hogar, no tienen capacidad de expresar lo que sienten, ni capacidad de defensa frente a situaciones que les causan miedo, rabia. Suelen expresarlo a través de trastornos psicosomáticos.
Cuando se llega a la adultez, muchas veces, no comprende el porqué de sus conductas exageradas frente a una situación dada (con la pareja, en el trabajo o relaciones sociales). Solo cuando se permite a sí mismo, mirar su pasado, su historia infantil, podrá comprender su comportamiento actual en la vida adulta.
Por tanto, las experiencias desagradables vividas en la infancia, niñez, adolescencia dejan una huella profunda en el inconsciente y se refleja en las reacciones y comportamientos del adulto de hoy.
Qué importante es, sanar las heridas emocionales de la infancia.
Qué importante es, mirar la historia personal como parte del proceso de desarrollo de uno mismo.
Qué importante es, asentir al pasado tal como fue, tomar las experiencias como elementos de mejora personal en el presente. Es un proceso que toma tiempo, y cada uno necesita avanzar a su propio ritmo para lograr llevar una vida armoniosa. Todo ser humano merece vivir libre de las ataduras del pasado y permitirse ser pleno en su totalidad.